Mborayú

Mborayú *



En estos tiempos he tomado contacto con una comunidad llamada Mborayú, cuyo nombre despertó mi curiosidad. Al preguntar por su significado me respondieron que es una palabra Guaraní que significa: “el amor que nos une”[i].

Este concepto indígena, que me surgió poco después de la COP 17 en Durban, me pareció interesante y seguí ahondando en su significado, el cual tiene connotaciones aún más profundas, que sería bueno tener presente.

Sobre los resultados de la COP 17 ya se ha escrito mucho y no me voy a extender en sus resultados. Solamente decir que las opiniones son muy diferentes según donde se ponga el foco y están quienes encuentran puntos positivo, los más negativos ven un resultado catastrófico y otros se sienten medianamente satisfechos porque salvaría el sistema multilateral de negociación.

Si bien hay varios aspectos que se acordaron, lo fundamental, en mi concepto, es que resolvió trabajar hasta el 2015 en las bases para un instrumento vinculante que entraría en vigencia a partir del 2020.

Lo que debemos preguntarnos es qué estamos haciendo en las negociaciones y cuál es su propósito. Porque, conociendo las consecuencias que puede traer el cambio climático y la urgencia que tenemos en estabilizar la concentración de gases efecto invernadero, seguimos sin un acuerdo vinculante para limitar las emisiones y lo que es peor, dilatando una solución hasta el 2020

Es claro que no es por ignorancia: el IPCC[ii], la UNEP[iii], Stern[iv] y muchos otros informes científicos nos han dejado bien clara la correlación entre las emisiones antropogénicas y el calentamiento global, han elaborado diferentes escenarios mostrando los posibles incrementos de la temperatura media atmosférica y sin embargo, estamos siguiendo la trayectoria que se contradice con el valor de estabilización ya aceptado de 1.5 – 2º centígrados.

Conocemos el hecho de que comenzando a reducir las emisiones de GEI[v] en el 2020, debido a su vida media en la atmósfera, su concentración comenzará a disminuir recién a partir del 2040 -2050, con lo que la temperatura se incrementará en 3 – 4º centígrados.

También tenemos claro que ese incremento de temperatura produciría cambios irreversibles en algunos ecosistemas, afectando seriamente los hábitats y poniendo en riesgo la supervivencia humana.

Conocemos las consecuencias de nuestros actos y pese a ello, en Durban, no asumimos nuestra responsabilidad, volvió a primar la visión de corto plazo y los intereses particulares en vez del bien común. Es como si no estuviésemos todos vinculados a un mismo destino, viviendo sobre el mismo ecosistema tierra.

Si un merito le encuentro a la reunión de Durban, es que dejó al desnudo nuestra forma de actuar y quedo en claro que sin la voluntad genuina de trabajar por el bien común no hay solución posible.

Volviendo al título del artículo, se me ocurre que la clave para resolverlo sería retornar a las raíces de la sabiduría ancestral y usar el sentido profundo que le dieron los antiguos guaraníes a la palabra Mborayu , que expresaba la idea de la solidaridad tribal, del espíritu que nos une para que podamos caminar juntos y el milagro realizado por la reciprocidad[vi].


[i] Ver La palabra luminosa: Mitos y cantos sagrados de los guaraníes de Pierre Clastres

[ii] IPCC, ARA 4, 2007

[iii] UNEP, Bridging the emissions gap, Nov, 2011.

[iv] Nicholas Stern, The economics of climate change, 2006

[v] Gases efecto invernadero

[vi] La tierra sin mal: El profetismo Tupí Guaraní de Helene Clastres.

* Publicado originalmente en el Blog de la Plataforma Climática Latinoamericana: http://www.intercambioclimatico.com/2012/01/19/mborayu/#more-3915